¿Cuál es la probabilidad de que el precio promedio del mercado en 2030 esté por debajo de 30 €/MWh?

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Sin lugar a dudas, los dos conceptos que más se han mencionado en las noticias del sector de la energía durante los dos primeros trimestres de 2019 han sido fotovoltaica y autoconsumo. Dos conceptos, además, muy relacionados entre sí. Ambos están muy ligados a otros temas protagonistas de las noticias en estos seis meses: renovables, cambio climático, descarbonización, PPA, PNIEC…; y ambos son aspectos claves de lo que AleaSoft denomina la revolución fotovoltaica.

A nivel mundial, en este 2019 el tema estrella es el cambio climático, tanto en el sector de la energía como fuera de él, ya sea porque sus consecuencias son cada vez más perceptibles o porque después de la crisis económica de la última década se ve este momento como el idóneo para emprender los cambios necesarios para atacarlo. Y, al menos en España, la fotovoltaica y el autoconsumo se esgrimen como dos de las mejores armas para la lucha contra la emergencia climática.

La península ibérica, y el sur de Europa en general, gozan de una posición privilegiada donde el recurso natural de la radiación solar es muy abundante. Ese aspecto representa una extraordinaria oportunidad para la fotovoltaica en las regiones del sur del continente, en general menos desarrolladas económicamente. Un recurso natural bien gestionado conlleva inversiones, nuevas infraestructuras, desarrollo económico y creación de puestos de trabajo.

En febrero se publicó la propuesta de Real Decreto para regular el autoconsumocon el objetivo de simplificar los procedimientos administrativos para potenciar su desarrollo y favorecer su implantación. El 5 de abril se aprobó definitivamente el Real Decreto que pone las bases para una auténtica explosión del autoconsumo fotovoltaico, con sus ventajas y también sus peligros e inconvenientessi no se hace de forma planificada.

El autoconsumo ha sido un tema tan discutido este 2019, que tiene ramificaciones hacia muchos de los temas que han marcado tendencia y han ocupado titulares también en medios de información generalistas. Estamos hablando de la descentralización de la producción eléctrica, un objetivo y una consecuencia inmediata del aumento del autoconsumo, pero también se relaciona con la carga de vehículos eléctricos, el uso de tecnologías blockchain para la gestión de excedentes, baterías e hidrógeno para el almacenamiento de la energía y otros conceptos más abstractos como la soberanía energética.

La caída del precio de las placas fotovoltaicas hace posible amortizar instalaciones de autoconsumo en un tiempo razonable y atractivo, tanto para instalaciones domésticas como industriales. Pero también hace posible que las plantas fotovoltaicas sean rentables vendiendo la energía directamente en el mercado, sin ayudas ni habiendo participado en subastas de renovables.

Aun siendo rentable la explotación de una planta fotovoltaica a mercado, continúa siendo necesaria la obtención de financiación para su construcción y puesta en funcionamiento. Es aquí donde aparece otro de los grandes temas más tratados esta primera parte de 2019: los PPA. Los contratos bilaterales de compraventa de energía a largo plazo, más conocidos por sus siglas en inglés PPA (Power Purchase Agreement), son una herramienta que se ajusta muy bien al caso de la obtención de financiación para un nuevo proyecto renovable.

Por un lado, un PPA garantiza la venta de la energía producida por una instalación renovable para los siguientes 10, 15 o 20 años, lo que le asegura un flujo de ingresos. Por otro lado, al offtaker, el comprador de la energía, le supone un suministro de energía verde y limpia del que puede hacer publicidad y que le permite cumplir sus objetivos de responsabilidad social corporativa.

El hecho de que la fotovoltaica sea la tecnología preferida para la lucha contra el cambio climático en España está justificado: es una tecnología renovable con un recurso abundante, con un impacto ambiental relativamente pequeño, o más pequeño que otras renovables, y que permite el autoconsumo. El borrador del PNIEC, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, publicado esta primera mitad de año por el Ministerio para la Transición Ecológica, apuesta por la tecnología fotovoltaica para conseguir los objetivos europeos de reducción de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

El PNIEC, en lo que se refiere a la descarbonización de la generación eléctrica, tiene el objetivo de conseguir un mínimo del 70% de generación de electricidad a partir de energías de origen renovable para 2030 y un objetivo final del 100% para 2050. El borrador propone para 2030 la instalación de 32 GW de fotovoltaica, 5 GW de termosolar y 27 GW de eólica. En total, unos 65 GW de nueva potencia renovable frente a la retirada de 15 GW de potencia convencional entre carbón, cogeneración y nuclear.

El respaldo a la producción renovable intermitente será la producción de los ciclos combinados de gas, que mantendrán su capacidad instalada, y también el almacenamiento con nuevas centrales de bombeo y 2,5 GW de baterías. En el análisis que hizo AleaSoft del borrador del PNIEC, se destacaba la ausencia del hidrógeno como herramienta de almacenamiento de energía durante períodos largos de tiempo.

Otro frente para conseguir la reducción de las emisiones de CO2, que también se discute en el PNIEC, es otro de los temas destacados de este semestre: la eficiencia energética. La flexibilización de la demanda con la creación de la figura del agregador de demanda, ya prevista en la reforma del mercado eléctrico europeo, permitirá una mayor penetración de la producción renovable. Según el análisis realizado por AleaSoft sobre la evolución de la demanda de electricidad en España, ya se observa claramente cómo la eficiencia energética ha aumentado después de la crisis económica debido a la reducción de la intensidad energética.

Pero esta revolución fotovoltaica también tiene posibles consecuencias, cuya incertidumbre proyecta algunas sombras. Estos posibles inconvenientes también han sido ampliamente discutidos en estos últimos meses y van a serlo durante los próximos años. Son la curva del pato y la canibalización de los precios. Se teme que la entrada masiva de una tecnología no gestionable, como es la fotovoltaica, pueda provocar una caída de los precios en las horas de máxima producción. Hay previsiones a largo plazo del mercado eléctrico que pronostican caídas dramáticas del precio, que harían incluso peligrar las inversiones previstas en renovables por no ser finalmente rentables con esos precios del mercado.

De cara a la viabilidad de futuros proyectos renovables, una previsión de precios de mercado a largo plazo debe ser capaz de responder a la siguiente pregunta: ¿cuál es la probabilidad de que el precio promedio del mercado en 2030 esté por debajo de 30 €/MWh?

Fuente: AleaSoft Energy Forecasting.

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