Hasta que las tecnologías de almacenamiento nos permitan acercarnos al 100% de electricidad renovable, ¿debería considerarse la energía nuclear como parte de un mix bajo en emisiones? ¿O es preferible otra alternativa?
«Dado que no se puede llegar a la energía 100% renovable sin un proceso de transición que garantice el suministro y su viabilidad económica, es evidente que se requiere el apoyo de otras tecnologías. Incluida la nuclear, por distintas razones.
A día de hoy la energía nuclear nos proporciona entre un 20 y un 25% de la producción que necesitamos para cubrir la demanda eléctrica. Es decir, en la práctica, es irrenunciable. Y no olvidemos que también la consumimos a través de las importaciones de electricidad que recibimos de Francia. Su presencia es determinante en el suministro y en su precio.
El Informe del Mercado Energético que elaboran nuestros analistas constata mes a mes el papel que está jugando. Por ejemplo, en 2017, un año con un precio de la luz inusualmente caro, su presencia evitó un mayor encarecimiento. De hecho, en los momentos en que se redujo, por la coincidencia de paradas técnicas, su menor aportación se tradujo en incremento de precios. Igualmente, el parón nuclear registrado en Francia impactó con claridad en los precios, tanto en el mercado diario como en el de futuros.
Los puntos fuertes de la energía nuclear
Además del importante volumen que aporta, la tecnología nuclear presenta una serie de ventajas:
Estabilidad: las centrales funcionan ininterrumpidamente, salvo por paradas de mantenimiento. Esta característica es fundamental. Hasta que seamos capaces de almacenar la electricidad, su estabilidad neutraliza el principal inconveniente que presentan las energías renovables: su irregularidad, debida a su dependencia de las condiciones atmosféricas.
Coste: las centrales están amortizadas y sus únicos gastos provienen del mantenimiento y seguridad que requieren. Como nuestro mercado está diseñado para dar prioridad a las ofertas más baratas, toda la energía nuclear que se produce en España se consume. Y, una vez finalizado su aporte, entran otras tecnologías más caras.
Limpieza. La generación nuclear no solo no produce emisiones de CO2, además, aunque resulte impopular decirlo, es una tecnología limpia y segura. Es cierto que en el pasado ha protagonizado desgraciados accidentes. Precisamente por eso, los protocolos actuales en cuanto a su funcionamiento y gestión de residuos son muy estrictos.
Tampoco podemos renunciar en la actualidad al gas. A pesar de emitir C02, está desbancando a otra vía de generación eléctrica mucho más contaminante: el carbón. En esa medida, está suponiendo un gran impulso para la reducción total de emisiones. Por otra parte, los ciclos combinados de gas son la tecnología con mayor potencia instalada actualmente en España. Y el gas, como materia prima, también interviene en la cogeneración.
Las centrales de ciclo combinado resultan irrenunciables no por su coste, que varía en función del de su materia prima (actualmente muy barata), sino por su agilidad para responder (ponerse en marcha) cuando lo requiere el sistema. El gas no suele tener un peso elevado en la producción total, pero sí una función crítica como fuente de respaldo.
La generación nuclear, segunda fuente de energía en marzo
Si observamos el mix eléctrico de marzo de este año (ver foto que ilustra el artículo), podemos ver con qué tecnologías se ha generado la electricidad que hemos consumido a lo largo del mes. En primer lugar, la eólica ha producido el 27,6% del total. Le ha seguido la nuclear, con el 25,8%. La hidráulica ha aportado un 15,7%. La cogeneración (gas), un 11,2%. Los ciclos combinados (gas), un 6,8%. La solar fotovoltaica, un 5,7%. Y el carbón, el 2,5%. El 4,7% restante se ha repartido entre solar térmica, otras renovables, turbinación y residuos».
Si comparamos ese mix de generación con el de marzo de 2019, podemos ver su evolución en el último año. Destacan dos buenas noticias. En primer lugar, crece la generación renovable. De un 42,3% en 2019 a un 48,2% en 2020. Es decir, se incrementa un 14%. En segundo lugar, desciende la producción más contaminante, la de las centrales térmicas de carbón.
Bajando al detalle de la expansión renovable, por tecnologías, la producción eólica ha aumentado un 14%, pasando a encabezar la generación. Y la energía solar fotovoltaica prácticamente se ha duplicado (+46%), aunque todavía tiene un peso relativamente pequeño sobre el total.
La otra buena noticia desde el punto de vista medioambiental es que el carbón está desapareciendo, desbancado por el gas. Y, en cuanto a la aportación de energía nuclear ha sido muy similar (-3%), en línea con su característica de estabilidad y seguridad de suministro.
En relación al nivel de emisiones de CO2 que genera la producción eléctrica en España, se ha reducido un 30% desde marzo del año pasado a marzo de 2020. Aunque también es cierto, y no hay que perderlo de vista, que la paralización económica derivada de la declaración del estado de alarma ha reducido mucho el consumo eléctrico de la segunda parte del mes, especialmente a finales.
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Ver respuestas anteriores:
Foro Nuclear / Foro de la Industria Nuclear Española
Javier Revuelta, Senior Principal en AFRY Management Consulting
Kim Keats-Martínez, Director, y Luis Villar, Senior Associate, en nombre de Ekon Strategy Consulting
Javier Guerra, presidente de la Sociedad Nuclear Española
Antonio Delgado Rigal, CEO de Aleasoft Energy Forecasting
Andrés Sandoval, Responsable de desarrollo de negocio de Enertis
Pedro Fresco, especialista en los mercados eléctrico y gasista españoles
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