La multinacional italiana especializada en renovables Enel Green Power participa en el proyecto Core 3 Spearhead Project Grapes financiado por la Unión Europea que forma parte del Graphene Flagship, una gran iniciativa de investigación sobre la utilización del grafeno en la que la UE invirtió mil millones de euros.
En concreto, Marina Foti, responsable del proyecto para Enel Green Power, quien lleva años trabajando en la fábrica 3SUN de Catania, acaba de ser designada para dirigir el proyecto Grapes, Graphene Integrated Perovskite Silicon Tandem Solar Cells (Células solares en tándem de silicio-perovskita integradas con grafeno), según informa Enel en un comunicado. “La alianza entre investigación académica e industrial es fundamental para acelerar la transición energética. Es por eso que participamos en proyectos internacionales con la finalidad de encontrar soluciones tecnológicas cada vez más eficientes para aprovechar las fuentes renovables” añade la compañía.
El consorcio de investigación dirigido por Foti trabaja en el uso del grafeno, material constituido por una capa monoatómica de átomos de carbono que tiene la resistencia teórica del diamante y la flexibilidad del plástico, para integrar las células de silicio y perovskita. “La célula de silicio tiene un límite teórico de eficiencia del 29% y un límite práctico del 26/27%”, aclara Foti, formada en Física.
La tecnología necesaria para sobrepasar estos límites es una célula en tándem o multiunión, en la que dos células se sobreponen y cada una contribuye a transformar en energía una parte del espectro solar. La célula de silicio convierte la parte roja del espectro, mientras que la célula de perovskita absorbe las partes azul y verde, permitiendo una mayor eficiencia.
Entre los beneficios del grafeno, Enel destaca que puede optimizar las prestaciones y reducir los costes: los investigadores están intentando utilizarlo total o parcialmente en reemplazo de la plata, mucho más costosa, en la cola conductora. Además, de acuerdo con algunos estudios, interponer una capa de grafeno entre la célula de silicio y la de perovskita debería ser la solución ideal para aumentar considerablemente su eficiencia y confiabilidad.
“El desafío es llevar hasta la fase industrial un material bastante inestable, aunque sabemos que un panel tiene que mantener sus prestaciones incluso durante 30 años”, añade Marina Foti.
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