Los precios negativos llegan a España. La presidenta de OMIE, Carmen Becerril, afirmó recientemente que, en las próximas semanas, se eliminarán los actuales topes máximos y mínimos de los precios del mercado mayorista de la luz. Esto permitirá, por primera vez, los generadores eléctricos proponer ofertas a precio negativo en España.
¿Qué riesgos y oportunidades ofrecen los precios negativos para las tecnologías renovables?
«La adaptación de las limitaciones de precio, permitiendo negativos y superiores a 180€/MWh me parece buena y necesaria. Pero va a tener un impacto extremadamente marginal a nivel anual en todos los actores, tanto para el consumidor final como para las tecnologías renovables.
Sobre los precios negativos, mi pronóstico es que directamente no se van a dar en mercado diario en toda la década, ni una sola vez. Y ese es el precio de la mayoría de la energía, y concretamente de la energía renovable vendida si no hubiera errores de previsión (que siempre los hay). En sesiones intradiarias lo normal es que tampoco se produzcan negativos salvo casos muy puntuales, y para pequeños volúmenes que soportan agentes sobre energías de ajuste.
Sobre los precios superiores a 180€/MWh, mi pronóstico es que en mercado diario, en toda la década, se van a dar algo muy próximo a ni una sola vez. La clave no serán los combustibles, que difícilmente harán subir los costes variables de los ciclos combinados hasta esa cifra, sino cómo quiere jugar el gobierno los cierres nucleares y potencialmente de ciclos combinados existentes. Sólo precios de escasez pueden hacer superar dichos precios en mercado diario, y para que éstos se den el triunvirato Gobierno-Operador del Sistema-CNMC (cada uno desde su responsabilidad en dicho proceso) deberían autorizar cierres térmicos que pongan al sistema cerca de insuficiencia de potencia en situaciones de frío extremo. Cuando un agente sabe que tiene el último megavatio del sistema, y sólo en esa situación, lo puede ofrecer todo lo caro que quiera porque la ‘willingness-to-pay’ del consumidor eléctrico es muy superior a 180€/MWh. Esta situación la comparo frecuentemente con las habitaciones de hotel dos estrellas a 300€/noche que se dan cuando un evento llena la capacidad hotelera de una ciudad. Curiosamente, el coche eléctrico, junto con los posibles cierres térmicos del triunvirato que tendrá que afinar sus cálculos cuando llegue la hora de la verdad, nos podría llevar hacia estas situaciones a finales de década si las señales de precio no disuaden a determinados consumidores de cargar el coche en las horas críticas (a título ilustrativo, 1 millón de vehículos cargando el coche al llegar del trabajo, con un cargador estándar de 7 kW y sin carga inteligente, supondría nada menos que un incremento de 7 GW!). «
Ojo, no sería especialmente problemático alcanzar unas pocas horas de precios muy elevados, tal como sucede ocasionalmente por Europa, y quizás incluso esta sea la solución coste-efectiva si con ello evitamos mayores pagos por capacidad durante todo el año. En este sentido tendrá mucho impacto el concepto político del Value of Lost Load (VoLL) cuya determinación corresponde teóricamente a la CNMC, y que intervendrá en la metodología que aplicará el OS para determinar la potencia de respaldo necesaria. ¿Qué pasaría si hipotéticamente, según la situación que nos encontremos a final de década, el OS determinase que cierres nucleares conllevan violar el criterio de seguridad de suministro? Lo ignoro, pero en estas decisiones nos jugaremos el que los precios de mercado puedan subir puntualmente de los 180€/MWh, o que no lo hagan porque mantengamos un margen suficientemente alto.
Entonces, ¿por qué digo que es buena y necesaria la adaptación?. Por justicia y por eficiencia económica. Por una parte, en esas pocas situaciones (principalmente intradiarios o mercado continuo) en que los precios sí excederán los límites 0-180, los agentes españoles deben poder competir con los extranjeros en igualdad de condiciones, y acceder a precios que reduzcan el coste de sus desvíos. Por otra parte, las ofertas negativas y superiores a 180 permiten un despacho más eficiente económicamente, por ejemplo parando eólicos que ofertan a cero y evitando interrumpir generación térmica que prefiera ofertar negativo para evitar una parada y arranque aún más costoso. Adicionalmente, son estos precios extremos los que atraerían inversión en almacenamiento, y fomentarían la gestión de la demanda.
En resumen, un cambio regulatorio tan necesario y positivo, como insignificante a nivel anual para el consumidor eléctrico y el productor renovable.
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