Los precios negativos llegan a España. La presidenta de OMIE, Carmen Becerril, afirmó recientemente que, en las próximas semanas, se eliminarán los actuales topes máximos y mínimos de los precios del mercado mayorista de la luz. Esto permitirá, por primera vez, los generadores eléctricos proponer ofertas a precio negativo en España.
¿Qué riesgos y oportunidades ofrecen los precios negativos para las tecnologías renovables?
Las ofertas a precio negativo son una realidad que existe desde hace tiempo en Europa a la que España, al estar integrada en un mercado interconectado, no puede ser ajena. Esto permite a unidades de generación que tienen importantes costes en su parada y arranque seguir operando en condiciones en las que, de otra forma, deberían parar su producción.
En España hemos visto en ocasiones como la producción renovable, principalmente eólica, ha debido detenerse sin mayor razón que los costes en los que determinadas unidades de generación, incurrirían. Esto, en la práctica, implica dejar de generar una energía renovable que necesitamos para cumplir nuestros objetivos.
La prioridad de nuestro sistema eléctrico debería ser cubrir la demanda de la forma más eficiente posible, acercándonos mediante esa generación a los objetivos de descarbonización y de presencia de renovables que, tanto el sistema eléctrico como todo el conjunto del mix energético, tienen.
Imagen: APPA
Los precios negativos son una cara de la moneda, pero debemos ser conscientes de cuál es la otra cara. Y la otra cara es eliminar los topes máximos. En un mercado marginalista como el que tenemos, existen determinadas circunstancias que no son fácilmente entendibles. Y los pasos que se están dando para acotar los precios mediante las subastas de renovables, están en clara contradicción con circunstancias como las que vivimos en los picos de demanda, con precios del mercado en ocasiones disparados.
Las energías renovables han experimentado una increíble reducción de costes, que se mueve en la última década entre el 70% y el 90% en los mejores casos. Pero esto no debe dar lugar a señales de precio que nos lleven a pensar que la energía es gratis. Esto nos llevaría a malgastar nuestros recursos energéticos y alejarnos de los objetivos marcados de eficiencia energética, que también debemos tener presentes. Los precios negativos, por lo tanto, deben entenderse como una anomalía del mercado y una ineficiencia del mismo. Aún estando contemplados y permitidos, sería una mala noticia para todos que hubiera que recurrir a ellos.
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