Soltec, Gransolar, Solarpack, Otovo, Acciona, Capital Energy, Repsol, Shoals Technologies, Array… ¿Está justificado un volumen tan elevado de salidas al parqué o puede haber burbuja de mercado? ¿Es la salida a bolsa la panacea para las empresas que planean crecer?.
Antes de entrar en materia, me gustaría subrayar que -al calor del término ‘renovable’, que está tan de moda y animados por el intenso ‘apetito’ de los inversores hacia proyectos energías limpias- muchas empresas que desarrollan actividades vinculadas a nuestro sector se animan a salir a bolsa. Muchas de ellas, sin valorar -lo suficiente- el riesgo y el retorno de cada actividad.
Centrémonos, ahora, en las compañías especializadas en el desarrollo de proyectos: OPDE, Solaria, Capital Energy, IGNIS, Elawan, Forestalia, Acciona Energía, Greenalia, Univerg y Grenergy. Este grupo de empresas es el que puede necesitar una inyección de capital más fuerte para dar respuesta a su crecimiento. Y ahí es donde la toma de decisiones se complica: valorar la solidez de una cartera de proyectos en desarrollo no es una tarea sencilla. Hay que tener en cuenta numerosas variables.
Escucho, a veces, a los portavoces de ciertas empresas ‘presumiendo’ de los megavatios que tienen con ‘permiso de acceso’ y me asusta pensar que un inversor neófito pueda creer que se trata de proyectos casi terminados. ¡Ni mucho menos! En muchos casos, faltaría por ejecutar toda la parte del desarrollo (el diseño, los diferentes permisos…), que es la fase más delicada e incierta de todo el proceso.
Además, hay que tener en cuenta que -dentro de la cartera renovable de una compañía- una parte considerable de MW no llegará, nunca, a finalizarse como proyecto de construcción y posterior venta de energía. Por lo tanto, el valor de estas carteras no se podrá confirmar al 100% hasta que se obtengan todos y cada uno de los permisos pertinentes.
¿Qué porcentaje de éxito hay que aplicar en estas potenciales salidas a Bolsa? El resultado depende en gran parte de dos factores principales: por un lado, la calidad de los planteamientos iniciales de los proyectos (protecciones medioambientales y otras restricciones); y, en paralelo, la experiencia del promotor.
Conclusión: ¿Burbuja? En principio, no. La realidad es que para cumplir con el PNIEC hace falta mucha inversión en España, existe apetito inversor y el mercado se ha consolidado lo suficiente para poder tener algunos players en bolsa. Pero hay que ser cautelosos. Al rebufo de la palabra mágica ‘renovables’, los inversores pueden darse, de bruces, con grandes decepciones. Informarse y asesorarse bien es vital en este momento. ¡No es oro todo lo que reluce!
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