LCCTE I: «En VOX apostamos por incluir las renovables en un mix equilibrado que garantice energía a un precio competitivo”

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El Congreso de los Diputados dio definitivamente luz verde el pasado día 13 a la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de España (LCCTE), cuyas principales medidas resumimos en este artículo y que tiene como objetivo que España cumpla con los compromisos adquiridos con Europa para alcanzar la neutralidad climática antes de 2050, seis años después de la firma del Acuerdo de Clima de París.

Esta primera ley para la lucha contra el cambio climático, que permite movilizar más de 200.000 millones de euros de inversión a lo largo de la década 2021-2030 y, según se indica en su preámbulo, espera que el empleo neto aumente «entre 250.000 y 350.000 personas al final del periodo”, ha sido aprobada con las abstenciones del PP y Más País, que critican su falta de “ambición”, y el voto en contra de VOX, que piensa en el nefasto impacto que tendrá en la economía. pv magazine ha hablado con los tres partidos, que explican su postura en este medio. En esta primera entrega, presentamos la postura de VOX de mano de Pedro Requejo y Francisco José Contreras, diputados de VOX y miembros de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico.

«La Ley tendrá un impacto muy negativo en la economía»

El de VOX ha sido el único grupo parlamentario que ha votado en contra de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Y es que estamos convencidos de que tendrá un impacto muy negativo en la economía española. La ley se redactó antes de la irrupción de la Covid-19 y sus desastrosas consecuencias; sus objetivos maximalistas carecen de cualquier sentido de la realidad en un contexto de desastre económico como el actual. Toda ella pivota sobre la supuesta “emergencia climática”. Ahora bien, España emite un 0,7% del total mundial de CO2; en el mejor de los casos, después del tremendo esfuerzo y costes que se van a exigir a la economía, conseguiríamos una reducción de un tercio de nuestras emisiones (o sea, de poco más de un 0,2% de las mundiales). En cambio, al principal emisor global, China (28%) -en crecimiento desaforado y depredadora de materias primas africanas y sudamericanas- no se le exige siquiera que cierre sus muy contaminantes centrales de carbón. Tampoco nos gusta el modelo alemán, que prometía liderar la descarbonización en el mundo, pero que al improvisar el cierre de las nucleares todavía depende del carbón para un 40% de su generación eléctrica.

En VOX estamos a favor de las energías renovables, que nos acercarán a la soberanía energética. España tiene ventaja en este ámbito por sus muchas horas de sol y por empresas nacionales que están entre las más punteras del mundo. Apostamos así por incluir las renovables en un mix energético equilibrado que garantice energía a un precio competitivo y estabilidad en la producción. España necesita, además, conservar su industria nuclear, que está libre de CO2 y sería complementaria a las renovables, dando robustez al sistema. Como apunte: recientemente hemos vendido doce salas de control de centrales nucleares a China.

Nos inquieta en este sentido especialmente la pretensión del Gobierno de cerrar cuatro de los siete reactores nucleares españoles para 2030:

  • El PNIEC asigna a la energía atómica solo 3 GW –de un total de potencia instalada de 161- en el mix eléctrico de 2030.
  • El Gobierno ha paralizado la construcción del imprescindible Almacén Temporal Centralizado (ATC) [de residuos nucleares] de Villar de Cañas.

Y todo, cuando la energía nuclear no emite CO2, y por eso ha sido defendida por grandes referentes del movimiento ecologista, como James Lovelock (el padre de la “hipótesis Gaia”) o Michael Shellenberger, y cuando el sector nuclear genera más del 20% de la electricidad consumida anualmente en el país (unos 55.000 GWh), con solo el 7% de la potencia instalada.

El cierre progresivo del sector nuclear –ya penalizado en las últimas décadas por una onerosa sobrecarga fiscal que compromete su rentabilidad- no solo dejaría sin empleo a las 27.500 personas que trabajan en él de forma directa, indirecta o inducida (muchas de ellas, en la denominada ‘España vaciada’), sino que además agravaría el encarecimiento del precio de la electricidad y dejaría al país sin una fuente de energía segura y barata.

Hay más motivos por los que decir no a esta Ley de Cambio Climático: prohíbe la prospección tanto de hidrocarburos como de minerales radioactivos, y en VOX pensamos que una nación no debe renunciar al conocimiento geológico ni a fuentes estratégicas.

 

Otras energías…

Las energías fotovoltaica y eólica tienen el inconveniente de su intermitencia y difícil almacenamiento. Como solución para lo segundo, VOX ha presentado una propuesta de rescate de las concesiones hidroeléctricas, para convertir algunas de ellas en reversibles, de forma que sirvan para el almacenamiento de la energía producida por las plantas solares y eólicas (el agua se bombea al vaso superior mediante energía solar-eólica cuando brilla el sol o sopla el viento, y se vuelve a verter al inferior para accionar turbinas hidráulicas clásicas). Además, conectando las cuencas hidrográficas mediante trasvases -proponemos un Plan Hidrológico Nacional- el agua de los pantanos se aprovecharía también para un ambicioso plan de regadíos. La extensión de la masa vegetal serviría como sumidero de CO2, ayudando a cumplir los objetivos de descarbonización, además de crear empleo en la España despoblada.

La energía renovable ha desencadenado una carrera por la adquisición de suelo para su implantación, lo cual está perjudicando al sector agropecuario, expulsando a muchos jóvenes agricultores o ganaderos que no pueden competir con los precios de alquiler que ofrecen las eléctricas. Y mientras, los Ayuntamientos están arrendando suelo de uso tradicional agrícola o de pastos a intermediarios que después lo venden a las eléctricas, para construir sobre él plantas fotovoltaicas o turbinas eólicas: a veces, proyectos gigantes como el de Usabra (Badajoz), de una superficie equivalente a 1.500 campos de fútbol.

En VOX rechazamos el gigantismo eólico-fotovoltaico, que también tiene un coste ecológico (por ejemplo, aves muertas por la acción de las aspas), además de estropear visualmente el paisaje (lo cual puede ahuyentar al turismo). En Alemania, por ejemplo, no se puede por ley usar un suelo fértil agrícola para una planta fotovoltaica. Defendemos un modelo de plantas más pequeñas orientadas a la generación distribuida, que generen empleo local y minimicen el daño al entorno natural y estético. Nuestro ecologismo tiene una inspiración conservacionista: queremos conservar, no sólo el clima templado (en lo cual España tiene pequeñísima incidencia), sino también el paisaje, la actividad agropecuaria y el modo de vida tradicional del mundo rural. Sería una manera de luchar contra la despoblación.

 

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