La empresa creada en Alemania Rinovasol abrirá este año en Navarra una planta de reparación y fabricación de módulos, y también se encargará de su reciclaje enviando los paneles a sus instalaciones en Weiden.
La ingeniera Laura Azpilicueta, que cuenta con más de 15 años de experiencia en el sector, se incorpora como socia a la compañía y ocupa el cargo de executive director para la Península Ibérica y Latinoamérica.
Azpilicueta entró en el sector solar de la mano del productor de backsheet norteamericano Madico. La defensa de la calidad ha estado siempre presente en su trayectoria, como muestra su participación como Technical advisor el proyecto chileno Atamostec, donde se analiza la calidad en condiciones de alta radiación y desierto en el laboratorio outdoors del desierto de Atacama; y ha presidido el White Paper on harmonized data collection from the field de Solarunited, asociación de la que es vicepresidenta.
En 2018 se incorpora a Rinovasol, que anuncia ahora la creación en España de una fábrica con una capacidad de 50 MW de módulos de baja potencia (entre 235 y 300 Wp). “Pero baja potencia no significa baja calidad, serán módulos con cinco búsbars”, explica Laura Azpilicueta a pv magazine.
Rinovasol no es solo un fabricante de módulos, “es un solucionador de problemas para las instalaciones que tiene más de seis años”. A partir de entonces es cuando los módulos empiezan a fallar. “Vimos cosas muy feas: módulos defectuosos que se quitan y se revenden tal cual en el mercado negro, reparaciones peligrosas realizadas sin control… Por eso decidimos dar un servicio completo en la economía circular del panel”, añade, y subraya que es la única empresa que se encarga de todo el proceso.
La compañía alemana, nacida en 2014, empezó comprando paneles que fallaban y los arreglaba in situ. A día de hoy los compran, los arreglan, los certifican –este proceso les diferencia de la competencia– y los vuelven a sacar al mercado, con una nueva datasheet y 5 años de garantía. Rinovasol afirma que el 96,3% de los módulos suministrados pueden ser reacondicionados y devueltos al mercado. “Hemos desarrollado un sistema propio, patentado, que usa una combinación de química y calor”, dice Azpilicueta.
“Una vez comprados los módulos, el vendedor recibe un certificado de que ya no es el propietario de ese panel con ese numero de bastidor. Al módulo le quitamos la tapa de la juntion box si va con nombre, y borramos los datos con láser”. También hacen trabajos específicos para cada cliente: “Pedimos a los clientes que nos cuenten su problema y ‘customizamos’ los módulos según sus necesidades”.
Rinovasol ha diseñado un proceso de acondicionamiento estandarizado que, tras el análisis de los defectos, se destina al perfeccionamiento de dichos módulos mediante su recubrimiento con un polímero. El polímero utilizado es el resultado de un nuevo desarrollo llevado a cabo por Rinovasol, basado en material del sector militar y aeroespacial, para el que la empresa tiene derechos de uso exclusivos en todo el mundo.
Fabrican en Alemania (150 MW) y España (50 MW) utilizando la maquinaria de la insolvente Solarworld, y reciclan en sus instalaciones de Alemania. Azpilicueta incide en que prestan servicios en todo el mundo. De hecho, han desarrollado unos palés para que el módulo esté lo más protegido posible durante el transporte: “un cristal roto es un módulo reciclado, no se puede arreglar”.
Si no hay solución posible, el módulo se recicla. El resultado final es una tasa de reciclaje de casi el 100% de los componentes del módulo solar.
Unas 20 personas en España formarán la plantilla, que en Alemania cuenta ya con 80 empleados, aproximadamente, “y estamos estudiando una asociación con una importante utility europea que no puedo desvelar aún”, dice Laura Azpilicueta, convencida de que la demanda de sus servicios no hará más que crecer. En ese sentido, quieren organizar reuniones y conferencias en la fábrica de Navarra para abordar futuras mejoras y desarrollos. “Queremos que nos visiten para que los inversores vean qué pasa dentro de los módulos si no mejoramos la calidad”, finaliza.
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