Tras analizar en «¿Cuando compensa el revamping?» los escenarios que justifican la estrategia de modernización de una planta, pasamos en este segundo artículo a discernir medidas deben llevarse a cabo.
Medidas de revamping y sus consecuencias técnicas, financieras y jurídicas
Pongamos que se dan las circunstancias idóneas para justificar un revamping. En ese caso, ¿qué medidas se pueden introducir? Para responder a esta pregunta podríamos enumerar varias acciones según su influencia en el PR de la planta. Por un lado, tendríamos la sustitución parcial o total de los módulos FV. Esta sustitución aporta tres beneficios principales: la reducción del número total de módulos instalados gracias a la mejora en la eficiencia de los mismos partiendo de aproximadamente un 14% en 2008 a más de un 20% en 2021; la reducción de costes de O&M al reducir el número de módulos, estructuras, seguidores, cuadros y cableado; y un aumento de la potencia nominal al recuperar la degradación acumulada del módulo desde la fecha de puesta en marcha. Siguiendo con las acciones de revamping se puede citar también la sustitución de inversores con separación galvánica por inversores sin transformador, siempre y cuando la tipología de la planta la permita. Este cambio aporta de inmediato un aumento de la eficiencia del mismo de en torno al 2% lo cual se traduce dircetamente en una subida del PR. Si esta opción se combina además con la implementación de inversores de 1.500V multistring o con la agrupación de inversores de string en un único inversor central, se añadiría como beneficio una reducción de costes en el CAPEX y en el OPEX al reducir el número de circuitos en operación. Existiría también la opción de reajustar el seguimiento de un tracker a dos ejes mediante el uso de un sistema de seguimiento astronómico que sutituya el uso de prismas con mayores tasas de fallo y mayor incertidumbre asociada a la hora de predecir los valores de producción.
Llevar a cabo un revamping no es camino de rosas
La implementación de estas medidas no entraña una complejidad extrema, pero, ¿es fácil el revamping? La respuesta es no. Y la razón es que para implementarlo correctamente hace falta adoptar una estrategia donde no se pierdan de vista al menos tres factores: la compatibilidad técnica entre elementos nuevos y viejos; el impacto financiero en los casos en los que hagan falta productos customizados o la compra se realice sobre volúmenes pequeños; y, por último, cómo encaja dicho revamping en el marco jurídico. Por tanto, el enfoque es multifactorial y es preciso tratar cada planta como un caso único haciendo que todas las piezas del puzle encajen de manera sinérgica. Existen sin duda obstáculos a sortear y éstos deben de estar muy presentes desde las fases iniciales del proyecto. Veamos algunos.
No hay que olvidar por ejemplo que la pérdida de tarifa puede representar una amenaza en el caso en el que el revamping se considere, justificada o injustificadamente, un cambio esencial aún en el caso en el que no se superen las potencias nominal y pico originales. Por ello, las modificaciones deben ser lo menos disruptivas posibles hasta que la normativa aporte la certeza suficiente que ayude a despejar las dudas que planean en el sector. Por otro lado, hay que tener en cuenta que una sustitución de módulos pasando por ejemplo de 230Wp a 450Wp, supone un aumento de la corriente de operación de unos 7,5A a más de 11A, valores para los cuales el cableado y protecciones de corriente contínua así como probablemente el inversor, no estén preparados. Por otra parte, la conexión de demasiados módulos en serie puede conllevar problemas con el rango MPP del inversor, siempre y cuando se mantenga el original.
Otro reto importante es la posible alteración de la estática de las estructuras debido al uso de módulos de mayores dimensiones a las originales. Este es un aspecto clave sobretodo en el caso de los seguidores a dos ejes, cuya vela y cálculos estructurales están diseñadas para unos pesos y dimensiones concretos. Esta situación se agrava generalmente cuando el diseño del tracker permite únicamente unas dimensiones muy concretas de módulo, y éstas o bien ya no están disponibles o un módulo customizado para dichas dimensiones se va de precio, situación en la cual solo queda instalar un módulo de dimensiones mayores. El incremento de voladizos, aumento de la presión en los agarres o el aumento del momento flector pueden hacer que el tracker no responda adecuadamente a la distribución de fuerzas causadas por las cargas de viento.
En lo relativo a los inversores, la sustitución de modelos antiguos con separación galvánica por inversores exentos de un transformador integrado, debe realizarse considerando primero si existe o no una puesta a tierra del polo negativo en la planta FV. Esta medida fue introducida en su día para hacer frente a la degradación causada por PID tanto en módulos cristalinos como en módulos thin film. Dicha puesta a tierra fue considerada una medida efectiva y su implemetación se vio favorecida además por el hecho de que la separación galvánica en el inversor permitía excluir en cierta medida los riesgos que esta modificación arrastraba desde el punto de vista de seguridad eléctrica. Los modelos nuevos de inversor se fabrican hoy en día sin separación galvánica, con lo cual aumenta el riesgo eléctrico causado por una puesta a tierra funcional sin separación física entre los circuitos de DC y AC, y en algunos casos además, estos inversores ni siquiera son compatibles con una propia puesta a tierra del polo negativo. Bajo esta tesitura, la sustitución del inversor puede suponer por un lado la introducción de riesgos de seguridad en el caso en el que se mantenga la puesta a tierra, o una bajada de PR debido a la reactivación del efecto de PID en los módulos en el caso en el que se prescinda de ella.
Desde el punto de vista económico, dos de los retos más importantes a solventar son, por un lado, encontrar fabricantes que suministren módulos de dimensiones prácticamente descatalogadas a un precio aceptable, y en el caso del revamping en porfolios completos, estandarizar las soluciones de forma que se puedan realizar pedidos más grandes de módulos y precios más bajos, pero sin dejar de asignar soluciones individualizadas a cada planta en función de sus necesidades.
En el marco del revamping es clave entender las interdependencias que existen a nivel técnico, financiero y jurídico, ya que cualquier sustitución o modificación de uno o varios de los componentes principales de una planta FV provoca un efecto cascada con implicaciones en los 3 niveles.
El pasado lunes publicamos el primer artículo de esta serie, ¿Cuándo compensa en revamping?, y el viernes, día 25, verá la luz el tercero y último: ¿Cuánto compensa el revamping?
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