Los planes de la Comisión Europea para introducir requisitos de diseño ecológico y etiquetado energético en los módulos solares e inversores vendidos en la UE también han mencionado la posibilidad de regular los estándares de la huella de carbono.
El ejecutivo de la UE tiene previsto introducir potencialmente una normativa que exija que los módulos solares, los inversores «y los sistemas» estén diseñados de forma que sean más fáciles de reparar y reciclar, y que incluyan un etiquetado energético para ayudar a la elección del consumidor, con una fecha de adopción prevista en torno a un año.
El proceso ha comenzado con un periodo de «feedback» de cuatro semanas que se prolongará hasta el 28 de octubre y al que seguirá un periodo de consulta oficial previsto para el primer trimestre del año que viene.
La documentación publicada por la Comisión menciona el hecho de que los reguladores están estudiando la posibilidad de aplicar los requisitos de la huella de carbono a los productos fabricados y comercializados en la UE como parte de la estrategia industrial actualizada de la Comisión.
Los documentos de referencia no se comprometen con ningún contenido de la posible nueva legislación, pero en una sección del documento de «evaluación de impacto inicial» -que explica el proceso para llevar a cabo una evaluación de impacto de cualquier nueva norma- titulada «problema que la iniciativa pretende abordar» se afirma: «La fabricación y el envío de módulos fotovoltaicos representan, en conjunto, una parte importante de las emisiones de carbono de estos productos, con potenciales de mejora que podrían alcanzarse mediante opciones de diseño».
Los documentos también se refieren a la posibilidad de aumentar la eficiencia energética de los equipos solares de la UE retirando del mercado «los productos de baja calidad».
Y bajo el epígrafe «probables impactos económicos», el documento sugería la posibilidad de «disminuir el impacto ambiental, manteniendo un proceso de alta calidad, de la fase de fabricación» de los productos solares.
Ya hay iniciativas
Francia cuenta con una nueva normativa que da prioridad a los proyectos que se basan en módulos fotovoltaicos de bajas emisiones de carbono. Esta normativa establece que los proyectos seleccionados en las licitaciones CRE4 deben tener una huella de carbono inferior a un determinado límite de kg CO2/kW. Esto puede calcularse mediante un procedimiento «simplificado», que ha sido diseñado por la Agencia Francesa de Medio Ambiente y Gestión de la Energía (ADEME).
Ya a principios de año, lanzó una licitación de 700 MW para grandes plantas construidas con módulos fabricados con baja huella de carbono.
Pero también empresas europeas están emprendiendo acciones al respecto: Aurinka Group fabrica en España obleas más baratas que las de Asia, con la misma calidad y una quinta parte de huella de carbono, y la suiza Meyer Burger dijo que «quiere fabricar los mejores módulos y los más limpios«.
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