La cuestión no es nueva: el pasado año, en su sección «La pregunta del mes», pv magazine cuestionó si la energía nuclear debería considerarse como parte de un mix bajo en emisiones.
Ahora, en respuesta al borrador de propuesta de taxonomía verde de la Comisión Europea, España reitera su rechazo a incluir la energía nuclear y la generación por gas natural en la tabla de clasificación de opciones verdes en el marco comunitario. “Independientemente de que puedan seguir acometiéndose inversiones en una u otra, consideramos que no son energías verdes ni sostenibles”, recalca la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Austria y Alemania comparten con España está visión respecto a la nuclear, pero sí ven bien la inclusión del gas.
Desde el Ministerio explican que España es firme defensora de la taxonomía verde como instrumento clave para contar con referencias comunes que puedan ser usadas por inversores para lograr la descarbonización de la economía y alcanzar la neutralidad climática en 2050. No obstante, «dentro de ese objetivo, admitir la nuclear y el gas natural como parte de la taxonomía verde europea supondría un paso atrás», y añade que “no tiene sentido y manda señales erróneas para la transición energética del conjunto de la UE”.
España admite que tanto la energía nuclear como el gas natural tienen un papel que jugar en la transición pero limitado en el tiempo, por lo que deben ser tratadas de forma aparte y no como verdes, donde están otras energías claves para la descarbonización y sin riesgo ni daño ambiental.
Apela a la evidencia científica
Según el marco regulatorio dispuesto en el Pacto Verde Europeo, el reglamento de la taxonomía verde tiene como propósito guiar a las empresas e inversores nacionales e internacionales en sus planes de descarbonización, identificando actividades y sectores económicos ambientalmente sostenibles y que contribuyan a la reducción de CO2, metano y otros gases causantes del cambio climático. Igualmente pretende ayudar a encauzar esas inversiones hacia aquellos sectores esenciales para lograr la meta de la neutralidad climática en 2050.
España considera que para cumplir dichos objetivos la taxonomía debe ser creíble, útil y basada en la evidencia científica. En ese sentido, la clave para considerar ‘verde’ una actividad económica, sector o tecnología es su ‘contribución sustancial’ a las principales metas ambientales de la UE, como mitigar el cambio climático, entre otras, respetando además el principio de no causar daño ambiental significativo (Do Not Significant Harm).
Las emisiones de metano de la generación por gas natural y la cuestión de los residuos de la energía nuclear ponen en cuestión la inclusión de ambas tecnologías dentro de la taxonomía verde de la UE.
Incluir ambas en la taxonomía verde supone una señal errónea para los mercados financieros y no aporta la necesaria claridad para enfocar los flujos de capital hacia la economía descarbonizada, resiliente y sostenible prevista en el Pacto Verde Europeo.
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