Como ya ha recogido pv magazine, la Comisión Europea ha decidido apoyar el plan REPowerEU con 300.000 millones de euros de financiación de la Unión Europea, y prohibir el 90% de las importaciones de petróleo ruso a la Unión para finales de año. Se mejorarán las interconexiones y se invertirá más en renovables. También ha acordado aprovechar el potencial de la Península Ibérica para contribuir a la seguridad del abastecimiento de la Unión Europea.
En este sentido, la ruptura energética con Rusia puede tener consecuencias positivas para España. El Director General de APPA Renovables, José María González Moya, señala el magnífico potencial de nuestro país. “El anuncio del Consejo Europeo de aprovechar el potencial renovable de la Península Ibérica va en la línea ya iniciada en 2019 con el Pacto Verde Europeo. Las renovables son las únicas energías autóctonas que tenemos en España para reducir nuestra dependencia energética y el recurso existente va mucho más allá, tal y como señala Bruselas. Una alta insolación, buen recurso eólico, subproductos de la industria ganadera, agrícola y forestal para alimentar la biomasa… España cuenta con un potencial magnífico para liderar la Transición Energética en el Viejo Continente”, dice a pv magazine, y añade: “El viejo problema de las interconexiones ha sido puesto sobre la mesa debido al impacto en los mercados energéticos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y Europa debe facilitar esa interconexión siempre con el objetivo en mente de que España es, y debe ser, un país exportador de electricidad renovable”. El director general de APPA señala también otra oportunidad que España no debe desaprovechar: “Esta aceleración del desarrollo renovable debe ir de la mano de la industrialización, no podemos dejar escapar la ocasión de convertirnos, no solo en generador de energía referente en Europa, sino también en un referente en fabricación”. Efectivamente, la falta de una cadena de suministro solar local y autosuficiente podría ser una amenaza los planes de REPowerEU: Woodmac ha calculado que, para cumplir el plan y crear una cadena de suministro solar local, se necesitan 3 veces más polisilicio, 20 veces más obleas, 42 veces más células y 6 veces más módulos.
Desde pv magazine hemos preguntado su es posible para España prescindir del gas ruso y si es viable descarbonizar la economía. “A largo plazo, solo la transición energética nos va a ayudar a quitarnos la adicción a los combustibles fósiles en general y al gas ruso en particular. Pero para eso necesitamos invertir mucho más en renovables”, dice a pv magazine Kim Keats, Director en Ekon Strategy Consulting, y prosigue: “El problema principal es a corto plazo: no hay suficientes fuentes alternativas de gas natural en Europa, piensa gaseoductos y/o plantas de regasificación. Y las plantas de regasificación están en los lugares equivocados como en Iberia. Digo ‘equivocados’ pues, aunque tengamos capacidad disponible para regasificar, no tenemos la capacidad de interconexión para exportarlo al resto de Europa. Entonces, ¿qué pueden España y Portugal hacer para reducir la necesidad de quemar gas ruso en el resto de Europa? Mandar electricidad de aquí para allá. Convertir nuestro gas en electricidad y exportarla usando las interconexiones eléctricas con Francia. De esa manera podemos mandar energía (en forma de gas o electricidad). Lo único que les queda a los europeos a medio plazo es aumentar las importaciones de países amistosos (“not Russia”) y llenar las instalaciones de almacenamiento de gas durante en el verano cuando la demanda es más baja”.
Pero, ¿qué cantidad de capacidad de generación renovable que se necesita? “La transición energética hacia una economía completamente descarbonizada es una tarea titánica de proporciones difíciles de imaginar”, explica Antonio Delgado, CEO de Aleasoft Energy Forecasting. “Electrificar todo el consumo de energía final en Europa supone multiplicar por cinco o por seis la demanda de electricidad actual”.
Pero la capacidad renovable por sí sola no va a asegurar la descarbonización total. “Son necesarios otros aspectos claves como el aumento de la capacidad de las interconexiones y la capacidad de almacenamiento de energía con baterías, centrales de bombeo o hidrógeno verde que, además de sustituir al gas natural en la industria y el transporte pesado, también se utilizará para el almacenamiento estacional de energía: almacenar hidrógeno cuando haya mucha generación renovable, y convertirlo después en electricidad en las épocas del año con mayor demanda y menor generación renovable”, explica.
“Los objetivos de 2030 son alcanzables si aceleramos un poco y no entorpecemos el camino para los nuevos proyectos”, opina el CEO de Aleasoft, y añade que “según nuestras estimaciones, un sistema eléctrico prácticamente 100% renovable debería ser posible de conseguir alrededor de 2045. Eso sí, para aspectos críticos como el almacenamiento estacional con hidrógeno verde, hay que empezar a invertir y desarrollar infraestructuras ahora para que tengan capacidad comercial entonces”.
En cuanto a la inversión requerida, si bien algunas estimaciones afirman que la solo los objetivos del PNIEC en España superan los cien mil millones de euros, el económico no será el principal cuello de botella. “El principal escollo a la hora de construir nuevas plantas de energías renovables es facilitar los trámites y los permisos administrativos”.
Unef también ha compartido su valoración con pv magazine. “Es una buena declaración de intenciones pero nuestra capacidad de exportación de energía está limitada. La red eléctrica española está ampliamente conectada con el sistema portugués (configurando así el sistema eléctrico ibérico), pero con el sistema eléctrico centroeuropeo le une una débil capacidad de interconexión a través de la frontera con Francia.
Actualmente, la península ibérica tiene un grado de interconexión con el sistema europeo muy inferior al del resto de países de la Unión, lo que limita enormemente la capacidad de exportación de nuestro país. A pesar del aumento de la interconexión en los últimos años, somos aún una isla eléctrica.
De hecho, la Unión Europea recomendó en el 2002 que todos los estados miembros deberían alcanzar en el 2020 un mínimo de un 10% de ratio de interconexión, con el fin de eliminar sistemas aislados, facilitar el apoyo mutuo y promover el Mercado Único de la electricidad. Posteriormente, se fijó un nuevo mínimo del 15 % para 2030.
Pues bien, la ratio de interconexión de España está actualmente por debajo del 5 %, es decir, por debajo del objetivo recomendado para el 2020. De hecho, si se considera únicamente la conexión de la península ibérica con Centroeuropa por Francia, la ratio de interconexión sería tan solo del 2,8 %.
Además, España tiene que hacer una apuesta estratégica. Tenemos que tomar la decisión de si queremos convertirnos en un país exportardor de energía o aprovechar la ventaja competitiva que supone tener energía barata para atraer un mayor tejido empresarial a nuestro país.
Por último, es fundamental que en España se haga una revisión más ambiciosa de los objetivos que marca el Plan Nacional de Energía y Clima para que nuestros indicadores vayan a la par de los previstos en la Estrategia Solar Europea presentada hace un par de semanas.”
Consecuencias negativas que son menos negativas para España
Pero, ¿y si es Rusia quien corta el suministro a la Unión Europea? Parece que nuestro país no se vería tan afectado como otras economías: “Si bien una hipotética interrupción de las importaciones de materias primas energéticas procedentes de Rusia podría tener un impacto significativo sobre la economía española, dado que la dependencia con respecto de la energía rusa es menor en España que en el resto de las economías europeas, los efectos sobre nuestra economía serían notablemente más reducidos”, se lee en el informe “Consecuencias económicas de un hipotético cierre comercial entre Rusia y la Unión Europea”, elaborado por el economista e investigador del Banco de España Javier Quintana.
Quintana afirma que, obviamente, un corte súbito de suministro implicaría una menor disponibilidad de energía y un aumento adicional de los costes de esta, pero añade que “la intensidad del impacto sería heterogénea entre los países de la UE en función de su dependencia energética de Rusia”. En torno al 18% de los productos de la minería energética (gas y carbón) y el 9% de los productos derivados del petróleo que se consumen en la UE se importan de Rusia, “frente al 3% y el 2,5%, respectivamente, en el caso de España”, dice el autor del informe.
El PIB de España sería también uno de los menos perjudicados de la UE: una hipotética interrupción de importaciones energéticas procedentes de Rusia acarrearía, durante el primer año, un impacto sobre el PIB de entre un 2,5% y un 4,2% en Europa, y de entre un 0,8% y un 1,4% sobre el PIB de la economía española, según Quintana. “Estos valores deben considerarse como impactos a corto plazo y cuya magnitud iría reduciéndose según aumentase la capacidad de sustitución de las importaciones energéticas rusas”, se lee en el informe.
Esta nota se ha modificado para añadir la valoración de Unef.
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