En 2022, los altos precios de la energía dejaron de lado las tensiones comerciales y las exportaciones de módulos, células y obleas fotovoltaicos de China crecieron un 64%, hasta alcanzar los 52.000 millones de dólares, según un nuevo informe de la consultora internacional Wood Mackenzie.
Por producto, con 154 GW, los módulos dominaron las exportaciones, y Europa siguió siendo el principal mercado con una cuota del 56%. El pasado año, los paneles solares fabricados en China fueron hasta un 57% más baratos que los módulos producidos en Estados Unidos y la UE, afirma Wood Mackenzie.
Y la tendencia sigue al alza: según información a la que ha tenido acceso pv magazine, Europa ha importado 29,5 GW de módulos chinos en el primer cuarto de este año.
La importación de obleas creció un 44% con 41 GW; y la exportación de células solares, con 24 GW, creció más de 100%. El Sudeste asiático se hizo con el 31% de las fabricadas en China. “Allí se destinan a la producción de módulos después de que los aranceles impuestos por Estados Unidos a los módulos chinos desplazaran la producción”, según afirma la consultora.
Predicciones de fabricación poco halagüeñas para el resto del mundo
Según los autores del informe, “la ventaja de costes de las empresas chinas desafía las políticas de deslocalización de Estados Unidos, la UE y la India”, y la capacidad de exportación china de obleas y células crecerá hasta más de 230 GW en 2026, más que suficiente para satisfacer la demanda del mercado mundial fuera de China de 170 GW para ese año.
También se espera que la capacidad de módulos disponible para la exportación en China aumente gradualmente hasta 149 GW en 2026, “lo que deja cierto margen para que otros mercados amplíen la producción de módulos”, se lee en el estudio.
“La industria fotovoltaica china es muy rentable y reinvierte sus beneficios en ampliar la capacidad nacional, al tiempo que atrae a nuevos inversores”, añaden desde la consultora.
“Con una cadena de suministro madura y una gran capacidad de producción para la exportación, el Sudeste Asiático se ha beneficiado de las políticas comerciales fotovoltaicas de Estados Unidos dirigidas a China, ya que se ha trasladado más producción de módulos a la región”, explica Alex Whitworth, director de investigación de Wood Mackenzie, y añade que “los fabricantes chinos poseen el 55% de la capacidad de fabricación fotovoltaica del Sudeste Asiático, que depende de componentes producidos en China”.
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