Hasta 944 GW de nueva potencia instalada fotovoltaica podrían alcanzarse en Europa si solo el 1% de la superficie agrícola utilizada (SAU) de la Unión Europea aplicara sistemas agrovoltaicos. Es decir, incorporar agrovoltaica en 157.621 hectáreas supondría quintuplicar la potencia total instalada en la UE en 2022, según una nueva evaluación del Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea.
En el informe «Overview of the Potential and Challenges for Agri-Photovoltaics in the European Union», los investigadores determinaron esta cifra asumiendo una capacidad instalada por superficie de 0,6 MW por hectárea, partiendo de una la SAU total de la UE de 158 millones de hectáreas.
España, por su parte, podría quintuplicar su capacidad instalada alcanzada en 2022, según el estudio. Nuestro país tiene el segundo objetivo más alto de desarrollo fotovoltaico para 2030 (92 GW), que puede alcanzarse con solo un 0,35% de cobertura de SAU para sistemas fotovoltaicos tradicionales montados en suelo (1,15 MW/ha), mientras que con la aplicación de sistemas agrovoltaicos, la cobertura de suelo oscila entre el 0,44% y el 2%.
«El potencial agrovoltaico sería de TW si, además de en tierras de cultivo, se instalara fotovoltaica en praderas y pastizales permanentes en la UE, suponiendo que se cubren en un 10 % y un 5 % con sistemas agrovoltaicos», señala el documento. En estudio reciente identificó un potencial de 51 TW de agrovoltaica en Europa.
«Si el porcentaje de la SAU de la UE en que se incorpora agrovoltaica aumentase al 10%, la capacidad instalada podría situarse entre 3,2 y 14,2 TW, mientras que solo un 5% de cobertura conduciría a una capacidad total comprendida entre 1,5 y 7 TW».
Fuente y gráfico: CCI
Retos y obstáculos
Según los investigadores del CCI, algunos parámetros siguen obstaculizando el éxito a gran escala de la fotovoltaica combinada con el cultivo. Entre otras cuestiones, no existe una definición clara de lo que es la agrovoltaica o cuáles son las normas europeas.
«Uno de los principales retos para la agrovoltaica está relacionado con la ausencia de una definición clara y armonizada en la UE, que podría dar lugar a cambios en la caracterización de la tierra cuando se instalen sistemas de este tipo en terrenos agrícolas. Este cambio podría repercutir en la posibilidad de optar a subvenciones agrícolas», señala el documento.
Resulta evidente que una definición del concepto ayuda a su despliegue: en Italia, entidades científicas italianas publicaron recientemente nuevas prácticas regulatorias para la agrovoltaica y se ha anunciado una fábrica de paneles solares para agrovoltaica en el país alpino. También en Italia, Enel construye actualmente la mayor planta agrovoltaica del país, de 170 MW.La energética de origen español Naturgy ha entrado en Italia con una cartera agrovoltaica de 200 MW.
Francia también definió los estándares de la agrovoltaica,y anteriormente lo hizo Alemania.
Los Estados miembros también son «generales» en sus planes de apoyo a las inversiones en energías renovables, y el apoyo a la agrovoltaica no se menciona explícitamente en los planes estratégicos de la mayoría de los países.
«También se han detectado dificultades técnicas y problemas relacionados con los procedimientos de concesión de permisos y conexión a la red. Además, se ha producido un aumento del precio de la tierra que repercute en el bienestar y la seguridad de los agricultores. Por último, independientemente de los avances tecnológicos, sigue habiendo retos técnicos que deben abordarse para maximizar la producción de electricidad teniendo en cuenta la biodiversidad y sin comprometer significativamente el rendimiento de los cultivos.»
El potencial de la agrovoltaica podría liberarse si los responsables políticos introdujeran cambios, según las 17 recomendaciones del informe. Entre ellas, garantizar que los sistemas fotovoltaicos agrarios certificados no queden excluidos de las subvenciones de la Política Agrícola Común (PAC); fomentar la investigación y el desarrollo, así como programas piloto para superar los problemas técnicos; proporcionar apoyo financiero a través de las políticas nacionales de los Estados miembros, etc.
El despliegue de los sistemas agrovoltaicos también podría acelerarse mediante la ordenación del territorio y la simplificación de los procedimientos de concesión de permisos y conexión a la red, con el beneficio económico para el agricultor y la seguridad de la propiedad en primer plano para los gobiernos.
«Aunque no se trata de un concepto nuevo, el interés por esta forma de despliegue fotovoltaico ha aumentado rápidamente en los últimos años debido sobre todo a la creciente necesidad de producción de electricidad y a la limitada disponibilidad de nuevas tierras a causa de la creciente demanda mundial de alimentos», afirma el documento. «La investigación y el desarrollo continuados, en particular los estudios transversales que tengan en cuenta los aspectos energéticos, de rendimiento de los cultivos y de biodiversidad, serán esenciales para superar los retos técnicos y garantizar soluciones plenamente sostenibles para el futuro.»
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