El extraordinario repunte de la demanda de energías renovables desencadenado por el inicio de la guerra en Ucrania, con el consiguiente enorme aumento de la capacidad de fabricación mundial de la industria de las renovables, puede haber representado una fase única en la historia de las energías limpias, así como en el discurso político en torno a los asuntos energéticos.
Esta es la conclusión de un reciente estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Friburgo y la Universidad de Münster en Alemania, en el que sus autores analizaron las repercusiones de la guerra en el debate público de su país de origen.
«Este fue un momento histórico particular, y no veo ninguna razón por la que esta dinámica deba continuar o convertirse en un ciclo regular», declaró a pv magazine el autor de la investigación, Thilo Wiertz. «Lo que me parece claro es que Alemania no volverá a la época del gas natural barato. Alemania está construyendo grandes capacidades para importar gas natural licuado (GNL) y esto ayuda a mantener los precios razonablemente estables».
Wiertz reconoce que pueden producirse más crisis mundiales en el futuro, pero tampoco ve muchas razones para suponer un patrón regular. Cree que el GNL seguirá siendo más caro que las pasadas importaciones por gasoducto desde Rusia y entrará en conflicto con los compromisos políticos de reducción de emisiones. «Al mismo tiempo, los costes de producción de energías renovables seguirán siendo bajos, sobre todo a escala internacional», afirmó.
Según Wiertz, la experiencia de la crisis ha aumentado la conciencia política y pública sobre las vulnerabilidades derivadas de la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles. Esas vulnerabilidades no son nuevas, pero han estado en gran medida ausentes del discurso energético alemán en las últimas décadas.
«Antes de la guerra contra Ucrania y la posterior crisis energética, la energía renovable era percibida por muchos como cara y poco fiable», afirmó. «Los combustibles fósiles, por el contrario, se percibían como problemáticos desde el punto de vista medioambiental, pero más sólidos desde el punto de vista económico. Esta imagen se está invirtiendo poco a poco: La energía renovable se presenta ahora como una forma de diversificar las importaciones, disminuir la dependencia y reforzar la soberanía energética».
Este punto de vista también se ve respaldado por la caída de los costes de producción de las energías renovables, sobre todo la fotovoltaica, y las visiones de un rápido despegue de una economía mundial del hidrógeno. «Puede que estemos entrando en una época en la que las energías renovables se consideren no sólo respetuosas con el medio ambiente, sino también más fiables desde el punto de vista económico y político», añade Wiertz. «Los combustibles fósiles, en cambio, se consideran cada vez más un riesgo geopolítico y una carga del pasado. Y con razón».
En el documento «A Turn to Geopolitics: Shifts in the German Energy Transition Discourse in Light of Russia’s War Against Ukraine» (Un giro hacia la geopolítica: cambios en el discurso de la transición energética alemana a la luz de la guerra de Rusia contra Ucrania), publicado en Energy Research & Social Science, Wiertz y su grupo analizaron artículos de prensa, tuits, tertulias y discursos parlamentarios publicados inmediatamente después del estallido de la guerra de Ucrania y descubrieron que el discurso político marcaba un giro geopolítico en la transición energética de Alemania, la llamada Energiewende.
Los investigadores identificaron, en concreto, cuatro cambios discursivos en el debate político en Alemania. El primero se refiere a la cuestión de si las importaciones de gas de Rusia estancan o favorecen la transición, mientras que el segundo trata de un «nuevo imperativo moral» para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. El tercer cambio se refiere a la posibilidad de utilizar fuentes de energía convencionales como tecnologías puente, y el cuarto enmarca el debate sobre la transición energética en términos de seguridad, libertad y soberanía.
«Los cambios discursivos que hemos identificado son cruciales para entender el futuro político de la Energiewende y de la política energética alemana en general», explican los investigadores. «En el momento de escribir estas líneas, la guerra continúa en su segundo año. Es razonable suponer que la nueva racionalidad geopolítica y las líneas argumentales identificadas darán forma a la transición energética en Alemania en un futuro previsible, y reorganizarán las posiciones ideológicas establecidas».
Los investigadores esperan que todos los partidos políticos reconsideren su postura ante la Enegiewende, y subrayan que los discursos pueden cambiar rápidamente si cambian las circunstancias. «Aunque el análisis del discurso suele centrarse en cómo determinadas perspectivas se convierten en hegemónicas con el tiempo, en el contexto de las crisis puede ayudar a identificar los cambios en una fase temprana», afirmaron también.
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