España debe acelerar el ritmo de implantación de las energías renovables y superar los obstáculos: cuellos de botella en los permisos, crecimiento anémico de la energía solar en los tejados y limitaciones de infraestructuras que impiden la demanda. Sin embargo, con la combinación adecuada de estrategias políticas en los próximos años, tiene posibilidades realistas de satisfacer los objetivos de energías renovables para 2030 ratificados en la COP28 y mantener y mejorar su lugar como líder europeo en energías renovables.
Esta es una de las principales conclusiones del último análisis, completamente centrado en España, de Global Energy Monitor (GEM), organización estadounidense sin ánimo de lucro que elabora y comparte información para respaldar el movimiento mundial en favor de las energías limpias.
En este documento, GEM destaca que España tiene la mayor cartera de proyectos de energías renovables a escala comercial en desarrollo de Europa, encabezados por los de energía solar a escala comercial, cuya capacidad prevista (113,9 GW) supera a la de los tres siguientes países del ranking juntos. Para comprobar el avance, GEM lanzó en 2022 bases de datos mundiales y gratuitas que muestran el desarrollo, país por país y mes a mes, de grandes plantas solares y eólicas. Las plantas fotovoltaicas deben tener, al menos, 20 MW para entrar en el registro.
En ese sentido, en mayo de 2024, España ya dispone de 29,5 GW de energía solar instalados y 7,8 GW en construcción, lo que representa el 60% del objetivo del país de 57 GW de energía fotovoltaica a escala comercial y 5 GW de instalaciones termosolares para 2030. Con 106,1 GW adicionales de proyectos solares a escala comercial anunciados o en fase de preconstrucción, España podría alcanzar su objetivo solar para 2030 solo con poner en marcha menos de una cuarta parte de estas propuestas existentes (24,7 GW) en los seis próximos años.
Retos a grandes plantas y autoconsumo
No obstante, el informe alerta de que más del 90% de los posibles proyectos de energías renovables a escala comercial de España aún no han alcanzado la fase de construcción. “En la mayoría de casos, todavía se están solicitando los permisos o acaban de anunciarse” y “es posible que una cantidad signicativa de proyectos en estas etapas iniciales no lleguen a materializarse nunca”.
Hay varios motivos. En primer lugar, por el posible impacto ambiental, sobre la agricultura y el uso tradicional de la tierra, que “ha dado lugar a evaluaciones de impacto ambiental desfavorables, protestas de los ciudadanos y demandas judiciales que han frenado o llevado a la cancelación de muchos proyectos”.
“La oposición a los grandes proyectos de renovables es especialmente acusada en Galicia, Aragón y Cataluña, donde la generación de energía basada en renovables creció solo un 2,2% en 2023, en comparación con un 15,1% a nivel nacional”.
A este hecho se añade que hay proyectos que se solapan sobre un mismo terreno en las zonas de mayor potencial, y “el reciente exceso de propuestas de energías renovables ha empeorado los retrasos en el ya lento proceso de concesión de permisos existente en España, que puede llevar hasta cinco años. Esto quiere decir que algunos de los proyectos que guran actualmente en la base de datos de GEM, aunque se aprueben, no podrán ponerse en marcha antes de 2030”.
Otros dos factores que “dificultan el lanzamiento de nuevos proyectos” son “la escasa demanda de electricidad y la inadecuación de las infraestructuras”.
Además, el informe ve como “reto más difícil” pasar de los 7 GW de autoconsumo instalados al cierre de 2023 a los 19 GW que aspira a alcanzar el PNIEC para 2030. “Hasta la fecha, el sector español a pequeña escala se ha quedado muy rezagado con respecto a otros países europeos, y solo el 5 % de la capacidad solar de España corresponde a instalaciones a pequeña escala y en tejados residenciales, frente al 62 % en Europa”, explica. Para avanzar en su consecución, “habrá que revertir la reciente disminución de paneles solares en tejados y volver a apostar por los incentivos”, como el 0% de IVA que ha reclamado la patronal UNEF, “inspirado en el éxito de medidas parecidas en Alemania y el Reino Unido”, explican los autores del informe.
En cuanto a la energía eólica, el informe destaca que, a pesar del protagonismo inicial de España como líder en energía eólica, su papel en el sector ha decaído, aunque sigue ocupando el tercer puesto entre los países europeos en capacidad eólica operativa (29,5 GW) y el sexto en capacidad prospectiva (41,8 GW). Cuenta, además, con 1,7 GW en construcción, lo que significa que ya ha alcanzado más de la mitad de su objetivo nacional de 62 GW para 2030. No obstante, para compensar el déficit restante de 30,8 GW, será preciso construir el 77% de los 40 GW de parques eólicos a escala comercial actualmente «anunciados» o «en preconstrucción». Asimismo, habrá que multiplicar casi por cinco el ritmo de las nuevas puestas en marcha en los seis próximos años.
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